Nuevo León es el mejor lugar para degustar deliciosas comidas. Entre las diversas influencias que han realzado el paisaje culinario de la región se encuentran las de los grupos judío, español y tlaxcalteca.
A falta de cordero, los judíos españoles que se asentaron en las zonas neolonesas sustituyeron el cabrito en sus recetas. El conocido «machito», plato cocinado con tripas de cabrito muy apreciado en Monterrey, es descendiente del zarajo de Castilla.
La otra piedra angular de la cocina de Nuevo León, la carne seca o machacado de res, se considera de influencia indígena. La semita, un delicioso pan dulce con nueces, también se atribuye a orígenes sefardíes.
Según algunos expertos, los tlaxcaltecas tuvieron que ingeniárselas para conservar la carne una vez que llegaron a estas zonas debido a la dureza de las temperaturas y a la escasez de suelo.
La falta de recursos prácticos les llevó a descubrir una forma menos abrasadora de conservar la carne: secarla al sol. Esta resultó ser una excelente manera de conservar la carne, que muchos años después se convirtió en el delicioso machacado, que es un plato que disfrutan tanto los lugareños como los visitantes para el desayuno, el almuerzo o la cena y que se puede comer con huevos o guisado en un suculento atropellado.
Fuera de Nuevo León, el cabrito es sin duda el platillo más conocido. Se consume popularmente al pastor, y los entendidos afirman que la clave de este plato es el propio cabrito, que debe ser un animal delicado que no tenga más de 40 días y que sólo se haya alimentado de leche materna. Tras dos horas de cuidadosa y lenta cocción a fuego abierto sobre leña de mezquite, la cría se sirve con frijoles charros, que son judías con carne de cerdo, tocino, chile serrano y cilantro. Sin embargo, si se añade cerveza a los frijoles, el plato se denomina «borrachos» en lugar de «charros». Las otras dos formas en que se prepara el cabrito en el noreste son en salsa o en sangre.
A los habitantes de Monterrey les encantan las agujas asadas, la carne zaraza, que son tiras de lomo servidas con guacamole, y la arrachera, un corte de carne originario de Nuevo León, además del cabrito y el machacado.
Según una encuesta, el mayor consumo per cápita de carne a la parrilla se registra en Monterrey. Sin embargo, este pasatiempo carnívoro va más allá del sabor. El elemento fundamental que une a familias y amigos es compartir un corte de carne de calidad; siempre es perfecto si se marina con un par de excelentes cervezas locales.
Esta localidad del sur del estado, una de las mayores productoras de patatas del país, es cuna de las papitas de «la sierra», también conocidas como papitas de Galeana. Sin embargo, esta papa en particular se distingue por ser pequeña y tener un sabor distintivo que, guisada en salsa de chile rojo, va muy bien con la carne asada de la tarde.